El servicio del sistema MIO en el oriente y otras zonas de Cali sigue siendo deficiente. La insatisfacción de los usuarios, el acelerado crecimiento de las motos y el auge del transporte pirata dan buena cuenta de ello.
De la misma manera que no se puede pretender hacer avanzar un bote usando como remo una cucharita de té, no se puede seguir creyendo que toda la demanda de movilidad de la ciudad estará bien servida con los 911 buses que, según los contratos, deben ofrecer las cuatro empresas privadas que actúan como operadores del MIO.
Si dicho número de buses es insuficiente y los actuales cuatro operadores privados han demostrado su incapacidad para ofrecerlos al ritmo que se necesitan, ¿no será hora de hablar de un quinto operador público? Si vamos a asumir la responsabilidad social de subsidiar parte de los costos de operación para que el déficit financiero no afecte la calidad del servicio ¿no resulta sensato pensar que buena parte de la oferta sea realizada por un operador público, ahorrándonos subsidiar parte de las utilidades de un privado y usando cualquier excedente para reinvertirlo en el sistema?
Ya no es aceptable el manido argumento de que “no se puede subsidiar los sistemas de transporte masivo dado que estos deben ser auto-sostenibles con lo cual el subsidio es ilegal”, el nuevo Plan Nacional de Desarrollo 2015-2018 (Ley Nacional 1753 de 2015) acaba de dejarlo claro: las entidades territoriales pueden financiar la operación de estos sistemas pues no son auto-sostenibles. Tampoco es aceptable aquello de que “el transporte masivo no puede ser operado por el sector público porque este es ineficiente”, ¿Acaso los operadores privados lo han hecho bien?, ¿Por qué entonces la empresa Metro de Medellín, empresa pública gestora y operadora única del sistema metro y metroplús del Valle de Aburrá, ha sido destacada como una de las mejores empresas del país?
El que, ante las deficiencias del MIO, algunos ciudadanos reivindiquen la permanencia indefinida del caótico y anárquico transporte público tradicional es otro sinsentido. Precisamente fueron los mezquinos intereses de un grupo de empresarios privados del transporte público tradicional los que generaron la guerra del centavo, la alta accidentalidad y la informalidad laboral.
La Alcaldía de Cali y Metrocali (empresa de capital público responsable de la gestión del sistema MIO) deben garantizar que ninguna ruta del transporte público tradicional sea retirada sin antes contar con la flota del MIO que la remplazará, la comunidad no debe pagar los platos rotos. Igualmente, deberán garantizar la financiación del subsidio a la operación y la capacidad de incrementar la flota de buses al ritmo que lo requiere la ciudad.
Metrocali ha avanzado en la gestión de algunos elementos estructurales para la operación del sistema como lo es la renegociación de contratos, es justo destacar tal gestión. Pero, a veces, hay un letargo que hace parecer que nos estuviéramos acostumbrando a ver las deficiencias del MIO como algo normal. Esa especie de statu quo sería lo peor que nos podría pasar.
Carlos Alberto González GuzmánSeptiembre 17, 2015
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Publicado: Diario El País
Edición Impresa. Cali, Colombia. Septiembre 17 de 2015
Artículo de Opinión
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