El MIO(1) ha representado para Cali el inicio de la actual transformación de la ciudad, y la modernización del vergonzoso transporte público tradicional al que se nos tuvo condenados durante décadas. El sistema es uno de los proyectos más importantes de la historia reciente de la ciudad, del cual los ciudadanos debemos estar atentos a su defensa, frente a aquellos que intenten ponerlo en riesgo ya sea por acción: transportadores y politiqueros; o por omisión: Alcaldía, Concejo Municipal y Metrocali.
La defensa del MIO no significa aquí, en lo absoluto, la promoción de ninguna entidad, sea pública o privada, o de determinado grupo político; ni mucho menos, hacer la vista gorda a los desaciertos que se han presentado en su diseño, implementación y operación. De lo que se trata es de la promoción de un nuevo paradigma de movilidad para nuestra ciudad, cuya espina dorsal es un sistema de transporte masivo eficiente y de calidad. Y, con ello, la de un modelo de transporte público en el cual la anarquía, la explotación laboral y la irresponsabilidad ya no tengan lugar.
La advertencia que, recientemente, le hizo el Viceministro de Transporte a Metrocali y la Alcaldía, ha encendido las alarmas de la ciudad. De continuar las irregularidades en el MIO, el Gobierno Nacional podría suspender los aportes económicos destinados a dicho sistema. Si esto llegara a suceder, el emblemático Bus Rapid Transit de la ciudad terminaría paralizado.
Exigir resultados a las entidades responsables del sistema tanto como a los organismos de control que, se supone, deben velar por el interés colectivo, es un derecho y un deber ciudadano. El sistema MIO es de todos, de ‘los de a pie’ y de ‘los de carro’, pues incluso los más acérrimos usuarios del vehículo privado se verán beneficiados con su éxito. ¿Será que la congestión de tráfico se vería reducida si un número creciente de ciudadanos dispuestos a comprar automóvil, finalmente desistieran de incurrir en tal gasto, al contar con un excelente servicio de transporte público que los lleve a todos lados? Interesante.
Por otra parte, para aquellos desprevenidos que, aún hoy, reivindiquen las bondades del transporte público tradicional, van dedicadas estás emotivas y solidarias palabras: “Aún recuerdo con nostalgia esas emocionantes carreras de autobuses en pleno centro de la ciudad; el vívido vaivén en los frenazos intempestivos que solían agitarnos a unos contra otros; los enardecidos gritos de pasajeros que en coro le recordaban al conductor algún oficio poco noble de su señora madre; el rojo vivo del semáforo ignorado y el peatón que, despavorido, huía del paso de cebra para salvar la vida; los juglares que, con desafinadas voces y golosinas, amenizaban nuestras tardes; la amable sonrisa que nunca tuve del conductor que después de 16 horas de trabajo solo sabía refunfuñar; y más, muchos más momentos memorables de una bella época que ha quedado atrás”. Tonterías. Es imposible maquillar una realidad que, a todas luces, significó una época vergonzosa del transporte público en nuestra ciudad y que, con suerte, nunca volverá.
En el sistema MIO y, en general, en la movilidad de Cali, no solo hay errores subsanables sino un futuro por construir. Pero nada de esto será posible si permitimos que intereses mezquinos obstaculicen el progreso, haciéndonos creer que, en materia de transporte público, todo tiempo pasado fue mejor.
Carlos Alberto González GuzmánFebrero 17, 2011
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Publicado: Diario El País
Edición Impresa, Sección Entorno, Página A4 Cali-Colombia. Febrero 17 de 2011
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