Ir al contenido principal

Congestión urbana "made in TLC"

No cabe duda de que los tratados de libre comercio –TLC-, firmados recientemente con Estados Unidos y Corea del Sur, harán posible el sueño de millones de colombianos de acceder a un automóvil, gracias a los precios bajos derivados de la  reducción de los aranceles de importación. Antes de que celebremos semejante “maravilla”, deberíamos detenernos a pensar en cuáles serían los efectos negativos que esto tendría en la movilidad de la ciudad.


Si dentro de diez años, cuando los aranceles lleguen a cero, no hemos sido capaces de ofrecer un transporte público eficiente, seguro y de calidad, que represente una alternativa competitiva al vehículo particular, nos enfrentaremos a la peor congestión urbana que nos hayamos imaginado. Siendo positivos, podríamos decir que en esta década seremos capaces de consolidar los sistemas de transporte masivo que requieren nuestras ciudades, pero ello requerirá de un cambio radical en la manera en que el gobierno nacional entiende la movilidad urbana.


Una breve revisión del estado del transporte público en las tres principales ciudades colombianas arroja un preocupante panorama en el cual el transporte masivo (sistemas Bus Rapid Transit –BRT- y metro) tan sólo cubre cerca del 30% del total de viajes realizados en transporte público, con lo cual la amplia mayoría de los ciudadanos sigue a merced del pésimo servicio que presta el caótico transporte colectivo tradicional y su nociva guerra del centavo.


En Bogotá, el sistema BRT Transmilenio moviliza unos 1,7 millones de pasajeros al día (Transmilenio, 2012), lo que correspondería a un 31% del total de viajes realizados en transporte público según resultados de la Encuesta de Movilidad de Bogotá 2011. Pese a la exitosa implementación de Transmilenio en el año 2000 con la que el Ex Alcalde Enrique Peñalosa revolucionó la movilidad de la capital, hoy sufre las negativas consecuencias de alcaldías desenfocadas que, entre el 2004 y el 2011, paralizaron la necesaria expansión del sistema.


En Medellín, si bien el sistema metro de rango metropolitano es un ejemplo nacional en calidad de operación y gestión empresarial, en total moviliza unos 548.000 pasajeros diarios en los seis municipios que sirve en el Valle de Aburrá (Metro de Medellín, 2012), cifra que, después de 15 años de operación, representa apenas un 26% del total de viajes realizados en transporte público según resultados de la Encuesta Origen Destino del Valle de Aburrá de 2012. Por otra parte, el sistema BRT Metroplus moviliza unos 36.000 pasajeros diarios (Metro de Medellín, 2012) con lo cual todavía hoy tiene un impacto muy bajo en la movilidad de la ciudad, tras su tímido inicio en el año 2011.


En Cali, el sistema BRT MIO en su cuarto año de operación moviliza unos 510.000 pasajeros al día (Metrocali, 2012), una cifra que, según recientes declaraciones oficiales (Metrocali, Mayo 2013), representaría un 55% de los viajes realizados en transporte público, gracias a que durante el último año se ha logrado reducir el parque automotor del transporte colectivo tradicional hasta en un 70%. Si bien, de manera extraoficial pues no hay datos concretos, se estima que el actual impacto del transporte ilegal en la ciudad podría situar la participación real del sistema MIO en torno al 45%, esta participación del transporte masivo en el total de viajes realizados en transporte público ya es muy positiva y supera con creces la de Bogotá y Medellín.
Para el presente año, la Alcaldía de Cali tiene como objetivo que el sistema MIO cubra el 100% de los viajes realizados en transporte público. Para ello, unos 1.400 buses que aún quedan del transporte colectivo tradicional deberán salir de circulación y así darle paso al incremento de la flota del sistema MIO.
El que Cali se convierta en la primera ciudad colombiana en la cual toda la oferta de transporte público esté bajo la dirección de una única entidad es una ambiciosa meta que requerirá de un fuerte acompañamiento del gobierno nacional, con el fin de garantizar el servicio del sistema MIO en cantidad y calidad, a la vez que se combate el transporte ilegal.


Así, mientras en Colombia los sistemas de transporte masivo se ven en grandes dificultades para ganarle terreno al caótico transporte colectivo tradicional y al transporte ilegal, la venta de automóviles bate records al pasar de 93.893 unidades anuales en 2003, a 219.000 en 2008 y 315.000 en 2012. Entonces, cabe preguntarse ¿Cuántos autos más entrarán en los próximos diez años bajo el amparo de los TLC? ¿Cuánta congestión y otras externalidades negativas generarán? ¿Cuáles serán las pérdidas económicas asociadas a dicha congestión? Sin lugar a dudas, se trata de un reto de grandes dimensiones en el cual la oferta de un transporte público de calidad al igual que una adecuada infraestructura para peatones y bicicletas jugará un papel importante.


Es urgente un debate serio, estructurado y constructivo, orientado a reformular y llevar a la práctica una política nacional de movilidad urbana que le de un real soporte a los sistemas de transporte masivo, la cual redunde en la mejora del servicio al usuario y la sostenibilidad financiera de la operación.
De lo contrario, al permitir que la precariedad y la informalidad sigan dominando el 70% de los viajes que se realizan en transporte público, no estaremos haciendo otra cosa que, por una parte, condenar a los viajeros al mal servicio que ya han soportado durante décadas y, por otra, animarlos a que, apenas puedan, inunden las calles comprando los tan anhelados autos baratos marca TLC.
Carlos Alberto González GuzmánMayo 20, 2013


------------------------------------


Publicado: Revista Semana

Edición Digital, Sección Opinión Online. Colombia, Mayo 20 de 2013

Enlace al artículo


-------------------------------------

Entradas populares de este blog

El drama del MIO en cinco actos

En el Concejo de Cali se debate el proyecto de acuerdo n° 180 con el cual se busca garantizar la financiación del Sistema Integrado de Transporte Masivo SITM-MIO. Para este se argumenta que está soportado en una propuesta técnico-económica para transformar el modelo del SITM en un Sistema Integrado Inteligente de Transporte Público SIITP, del cual los ciudadanos aún no conocen mayor detalle. Bienvenido el debate, en cualquier caso, está claro que tenemos que avanzar para evitar el peor escenario posible: volver a caer en las garras de la nociva guerra del centavo. El origen de dicho debate es que hoy nuevamente el MIO se encuentra en grave crisis financiera y en riesgo de colapsar, esto a pesar del esfuerzo que han venido haciendo diversas administraciones por ponerlo a rodar y mantenerlo a flote. Dicho proceso se puede relatar a manera de obra escénica en cinco actos. En un primer acto, la alcaldía de Apolinar Salcedo (2004-2007) tenía como tema central construir la infraestructura. A

Aviones subsidiando buses y trenes

La reforma tributaria que se acaba de aprobar trae una excelente noticia para los municipios que cuentan con aeropuertos concesionados: a partir del próximo año estos les aportarán recursos económicos para financiar las infraestructuras y servicios de transporte público colectivo o masivo y de transporte intermunicipal que conecten con sus aeropuertos. En el Valle del Cauca, en particular el grupo de ciudades que conforman el ámbito metropolitano de Cali, se ha venido trabajando en instrumentos alternativos de financiación de los sistemas de transporte público que garanticen su sostenibilidad económica en el tiempo. La amenaza de la crisis económica de estos sistemas y el acelerado incremento del transporte informal genera gran preocupación. No se quiere llegar a la situación que han vivido varios municipios del país en los que el transporte público desapareció por completo y quedaron cautivos del transporte informal abanderado por el moto-taxismo. Ya desde una década atrás la región h

¿Subsidio al transporte público para financiar el estatus quo?

El transporte público de calidad, con amplia cobertura territorial y con tarifa asequible al usuario, requiere ser subsidiado en su operación, en eso por fin estamos de acuerdo todos: nación, municipios y usuarios. Lo que no hemos podido entender es que mientras se siga permitiendo el fortalecimiento del transporte público ilegal e informal, normalizando la evasión del pago del pasaje y fomentando el crecimiento del uso de la motocicleta, seguirá en vilo el futuro de los sistemas de transporte público y, con ello, el derecho a la movilidad de los ciudadanos. En Colombia, apenas en el 2015 el gobierno nacional entendió que el subsidio a la operación del transporte público era necesario para cubrir el déficit financiero de la operación y así garantizar el servicio a los ciudadanos, dado que el recaudo por la venta de tiquetes no resulta suficiente para cubrir los costos de ofrecer el servicio. En la actualidad, ocho ciudades cuentan con sistemas integrados o estratégicos de transporte en