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Más allá del pan y circo

Mientras la ciudad no asuma una planificación seria seguirá siendo víctima del show mediático del cemento. No es extraño que los caleños nos hayamos acostumbrado a exigir soluciones mágicas a los problemas de ciudad dado el mesianismo promovido por alcaldes de barro durante más de una década.
Por ello, tampoco es extraño que algunos caleños reclamen “¿Dónde están las obras?” a pocos meses de iniciada una administración, y menos extraño es que las reclamen sin importar si han sido bien planificadas y sin saber si darán resultados. No se trata de hacer por hacer, hay que hacerlo bien. Y para ello hay que planificar.


En Cali algunos procesos para tal planificación están en curso y los ciudadanos deberíamos conocerlos. En enero 2013 se inicia en firme el desarrollo técnico del Plan Integral de Movilidad Urbana PIMU de Cali, en un acto de honestidad con la ciudad después de que en el año 2008 se adoptara como tal un escueto decreto (0615/2008) de sólo 42 páginas sin un documento técnico de soporte.
Un PIMU, uno de verdad, es la carta de navegación de la ciudad en el tema de la movilidad para los próximos años, que aporta una clara idea de la magnitud y la localización espacial de los diversos problemas de movilidad, lo cual toma como base para establecer un escenario futuro deseado y los programas y proyectos prioritarios. La idea es que este proyecto sirva también para fortalecer la institucionalidad. La nefasta tradición de costosos planes que después de ser contratados a firmas externas se quedaron guardados en cajas polvorientas porque la administración no tuvo quien los interpretara y aplicara se debe acabar.


Otros proyectos se han ido articulando con el PIMU para generar una dinámica de colaboración entre los equipos técnicos de diversas entidades. Desde Metrocali, al mismo tiempo que se pone la casa en orden, se están gestando tres iniciativas de futuro con apoyo del gobierno nacional: la Encuesta de Movilidad, el Modelo de Transporte y el proyecto Corredor Verde.
La primera aportará una detallada radiografía de la movilidad en Cali y sus municipios vecinos: cómo, cuándo y de dónde a dónde viaja la gente. La segunda brindará una sofisticada plataforma de simulación para estimar con antelación el efecto de programas y proyectos de movilidad. La tercera será el proyecto llamado a convertirse en la espina dorsal del transporte masivo municipal, metropolitano y regional. Desde el proyecto PIMU se está promoviendo la creación del Observatorio de Movilidad de Cali, el que llevamos años esperando.


Todas estas iniciativas aportarán una robusta batería de instrumentos para la planeación, gestión y evaluación que requiere la movilidad de la ciudad. Así que quienes reclaman que “Obras son amores y no buenas razones” deberían entender que se trata de un  refrán popular carente de sentido en el campo de la movilidad, pues las razones son las que dan sustento a las obras y no al revés. Sin planificación, una adecuada gestión y una evaluación continua nunca tendremos una mejor movilidad; todo lo demás no es más que pan y circo, de lo cual ya hemos visto suficiente.
Carlos Alberto González GuzmánEnero 31, 2013


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Publicado: Diario El País

Edición Impresa, Sección Entorno, Página A2 Cali, Colombia. Enero 31 de 2013

Artículo de Opinión


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