La ciudad de Cali tiene uno de los sistemas Bus Rapid Transit (BRT) más prometedores no solo del país sino de toda América Latina. No obstante, la debilidad institucional ha sido su gran lunar y ha permitido que se cometan importantes errores en su implementación. Recientemente, todo parece indicar que el interés particular de un grupo de antiguos pequeños transportadores podría primar sobre el interés general de todos los ciudadanos.
Es claro que Colombia es líder mundial en sistemas BRT de segunda generación, desde que en el año 2000 el sistema Transmilenio de Bogotá rompió todos los records de desempeño que ostentaba el original sistema de la ciudad de Curitiba en Brasil. El sistema MIO (1) de Cali, inaugurado en el 2009, no solo incorpora todas las mejoras tecnológicas propias de los sistemas BRT de nueva generación, sino que las supera con creces en lo que se refiere a tecnología de apoyo a la explotación del servicio.
Dicho esto, resulta inaceptable que la irresponsabilidad empresarial de Unimetro SA, una de las cuatro empresas que operan el sistema y que agrupa a 450 antiguos pequeños transportadores, ponga en peligro la operación del sistema, a causa de su ya inocultable debacle financiera. Igualmente inaceptable es que Metrocali SA, como responsable de la gestión del sistema, haya mostrado falta de capacidad ejecutiva durante doce años y todavía hoy el sistema opere por debajo de su potencial al no contar con las estaciones terminales de cabecera; carencia de infraestructura esta que dio sustento a una demanda que podría lesionar la operación del sistema durante más de un año. Cabe recordar también el lamentable diseño de las troncales de las calles 13 y 15 en el centro, y la paradoja de que la troncal con mayor demanda, la de Aguablanca, sea la última en construcción.
Es así como un sistema de altas características como el MIO empieza a ser fuertemente cuestionado por los usuarios, con justa razón, debido a la precariedad del servicio que actualmente presta. Dicha precariedad se manifiesta en la insuficiente oferta de autobuses en los períodos de alta demanda de viajes, lo cual es percibido de manera directa por los usuarios en forma de demoras en la hora de arribada del autobús a la estación y luego en el sobrecupo que deben soportar en el mismo. Además, la reordenación de rutas del transporte público tradicional sigue en vilo.
La ciudadanía debe sentar una posición firme en varios frentes. Por una parte, el bienestar social se ha de procurar ofreciendo un servicio de transporte público de calidad al conjunto de los ciudadanos y no mediante la extraña idea de un ‘centro de rehabilitación empresarial’ para una facción de empresarios que siempre ha demostrado adoración por la informalidad del sector transporte y displicencia por los temas de ciudad. Por otra parte, las empresas operadoras del sistema MIO deberán, sin excepciones, estar a la altura del desempeño que el sistema requiere, el servicio que los caleños merecemos y los derechos que la ley otorga a sus trabajadores.
Todavía estamos a tiempo de redirigir el MIO hacia lo que debe ser: el mejor sistema BRT de América Latina. Grandes retos de ciudad se tendrán que afrontar en la próxima década y el MIO puede y debe jugar un papel protagónico en la estructuración de un modelo urbano más sostenible y humano.
Carlos Alberto González GuzmánJulio 26, 2011
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Publicado: Diario El País
Edición Impresa, Sección Entorno, Página A3 Cali-Colombia. Julio 26 de 2011
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(1) M.I.O Masivo Integrado de Occidente, es el nombre con el cual se conoce al nuevo sistema de transporte público basado en buses de altas prestaciones con uso exclusivo de la vía (Bus Rapid Transit, BRT) de la ciudad de Cali, implementado en marzo del 2009.